Tras la pandemia Covid-10, el sector inmobiliario cierra el año 2022 mucho mejor de lo esperado.

La inversión inmobiliaria en España ha alcanzado 17.500 millones de euros en este año 2022 que finaliza.

El sector inmobiliario en España se recuperó bastante rápido tras la pandemia debido a las políticas europeas de impuestos que ha movido de nuevo a una corriente de compradores extranjeros que quieren invertir de nuevo en el ladrillo en España, porque es un país europeo seguro, desarrollado con una variada y rica cultura y gastronomía y sin duda con unos de los estilos de vida más deseados por los europeos.

El año 2022 ha sido un año para España con niveles de inversiones inmobiliarias muy positivas incluyendo las inversiones inmobiliarias en Costa Blanca.

Según analiza y prevé idealista, “2022 ha sido el mejor año en lo que a compraventas se refiere desde el estallido de la burbuja inmobiliaria y acabará con más de 600.000 viviendas vendidas. Es posible que en 2023 el sector comience a volver al entorno de las 500.000 viviendas vendidas en un año.”

Aunque parece que el 2022 haya sido la guinda del pastel inmobiliario, que este año que nos viene 2023, se reduzcan y estabilice la curva creciente en la compraventa de viviendas que ha habido este año 2022, la inflación es la consecuencia que vivimos este año, que ha llegado al 10% en agosto de 2022, reduciendo directamente la capacidad de ahorro del individuo consecuencia directa: la caída del volumen de transacciones hipotecarias.

La gran culpable de la inflación del 2022 y 2023 es la guerra entre Rusia y Ucrania y las decisiones que se están tomando en torno a este evento político-bélico.

Sería imposible hablar de la inflación sin mencionar la herramienta que la doma; los tipos de interés.

¿Y quién determina los tipos de interés?

Como bien explica Help My Cash en su articulo;

“Los bancos centrales disponen de una herramienta para contener la inflación: los tipos de interés, que definen el precio del dinero. Al incrementar los tipos, aumentan también los intereses de los préstamos corrientes (como los personales o los hipotecarios). Con créditos más caros, las personas de a pie nos plantearemos dos veces si nos conviene o no contratarlos. Muchos de nosotros, en efecto, decidiremos no hacerlo.

Así es como los bancos centrales logran reducir la demanda global de productos y servicios (menos préstamos = menos consumo) y enfriar la economía, para que los precios no sigan subiendo de forma desorbitada. El Banco Central Europeo subió cuatro veces los tipos de interés en 2022, desde el 0% hasta el 2,5%.”